Archive for octubre, 2008

¿Sabemos castigar?: la cara y la cruz de una técnica tradicional

Quizá la técnica más conocida y utilizada para eliminar aquellos comportamientos que nos resultan molestos sea el castigo. Parece sencillo llevarlo a cabo, pero ¿sabemos castigar? entonces ¿por qué no resulta a veces eficaz? ¿por qué no nos ayuda a conseguir nuestros objetivos?¿tenemos en cuenta las consecuencias y efectos no deseados  del castigo?.Vamos a tratar de conocer mejor el uso de esta técnica para potenciar sus efectos positivos y minimizar los negativos, es decir hacer de esta una técnica eficaz.

 El Castigo

¿Qué es el castigo? El castigo es la aparición contingente e inmediata de cualquier consecuencia negativa, consecuencia materializada en un gesto, una palabra, una experiencia…, tras la realización de un comportamiento no deseado. La finalidad del mismo es reducir la probabilidad de aparición de dicho comportamiento en el futuro e incluso eliminarlo
Hay muchos tipos de castigos, aunque no todos son adecuados pese a que en un primer momento nos puedan parecer eficaces. Por ejemplo ridiculizar, pegar con fuerza o amenazar pueden conseguir de forma inmediata que un niño/a se calle, se siente, o coma, pero pueden provocar a largo plazo consecuencias no deseadas difíciles de eliminar.
El castigo puede ser:
  –
físico: una bofetada, ponerle cara a la pared, un tirón de orejas..
  – verbal: una crítica, un insulto…
  – social: ridiculizar delante de compañeros o amigos, poner algún distintivo negativo, enseñar un mal resultado en público…
  – prohibición de una actividad agradable para el niño: no ver TV, no coger la bicicleta, no ir      a la piscina
  – retirada de un privilegio: no recibir la asignación semanal, no tomar flan de postre…
  – desempeñar una actividad desagradable: copiar varias veces un error cometido, hacer una redacción de una falta, recoger la clase entera…
 Es un método muy usado por su eficacia a corto plazo y por resultar instructivo para quien lo observa, corta rápidamente el comportamiento indeseable y los demás “aprenden” lo que les sucederá si lo llevan a cabo.

En ocasiones el castigo puede convertirse en premio, ayudando a mantener el comportamiento tanto del emisor del castigo como de la persona a la que pretendemos censurar. Esto sucede cuando no hemos valorado con cuidado si la consecuencia que ha tenido el comportamiento, es negativa, no sólo para el que la impone, sino también para el que la recibe. Por ejemplo el profesor que echa de la clase a un niño que está interrumpiendo o distrayendo al resto, con el fin de castigarle y terminar con dicho comportamiento. Si al niño le aburría la clase y en el pasillo puede estar más distraído, no percibirá este hecho como un castigo, más bien se sentirá reforzado, sabiendo qué debe hacer cuando quiera “escapar” de las clases que no le gusten. O el padre que castiga sin salir al niño/a, cuando lo que le gusta es ver películas en casa. 

Pero utilizado sin medida, de forma continuada y como técnica única puede provocar agresividad en los receptores del castigo, que tenderán a usar esta estrategia para resolver sus conflictos. Puede generar también sentimientos de rabia y odio que les lleva a buscar represalias contra el castigador; reacciones de escape del “castigador”, huyen de su compañía; dificultades de generalización, tiene un efecto poco duradero y presente mientras está presente el “castigador”, así, por ejemplo, si el padre o la madre puede conseguir que el niño estudie porque están presentes, es posible que si un día ellos no están, el niño no estudie; reacciones emocionales negativas, principalmente ante el castigo social, como ansiedad en niños/as ridiculizados/as por su profesor/a delante del resto de la clase, tendiendo a bloquearse en el aula, o depresión por baja autoestima al sentir que lo hacen todo mal o fuertes sentimientos de culpabilidad a largo plazo.

Por ello para potenciar las consecuencias positivas del mismo y sacarle realmente partido es importante que: 
   – sea aplicado como último recurso dentro de las técnicas expuestas, debe tener relación con la infracción cometida , tanto en materia como en intensidad  (si el niño no ha hecho los deberes es preferible mandarle ejercicios extra para el día siguiente que dejarle sin recreo, y no los mismos si es la primera vez que si ya es recurrente);
   – debe aplicarse de forma inmediata a la emisión de la conducta inapropiada y de forma coherente y sistemática, es decir siempre que esta aparezca, no en función de nuestro estado de ánimo.

El castigo no resulta apropiado para comportamientos muy frecuentes, ya que el niño/a estaría permanentemente castigado, en estos casos es preferible premiar conductas alternativas e incompatibles; no deben ser duraderos y se deben mantener de principio a fin. 

Teniendo en cuenta lo expuesto, antes de aplicar un castigo sería bueno preguntarse ¿seré capaz de cumplirlo?¿es proporcionado al error cometido?¿me ayudará a conseguir lo que quiero o sólo me aliviará momentáneamente?. ¡¡CUIDADO CON ÉL!!

Lorena López Muñoz

octubre 31, 2008 at 9:05 am Deja un comentario

Consejos de cómo alimentar a los niños durante el otoño

Se termina el verano, y la vuelta al trabajo, al colegio, y a la rutina de un modo general, abren espacios a las prisas y a un nuevo ritmo de vida, más acelerado, con menos horas de sol, y con más desgaste físico y mental, tanto para los adultos como para los niños.

Por esta razón, es necesario que la alimentación acompañe todo este cambio, aportando la suficiente energía para que nuestras defensas sean potenciadas y renovadas. Es aconsejable que conozcamos los alimentos que pueden darnos una mejor salud, y que nos protejan de los resfriados, gripes y catarros que suelen ocurrir en esta época del año.

La alimentación según la estación
Una dieta rica y saludable requiere dedicación y conocimiento. Los alimentos propios de cada estación, pueden convertirse en una dieta más variada y nutritiva, y con un sabor más destacado. Las frutas y verduras del verano contienen mucho agua. Las del otoño e inverno, contienen más vitamina C, y las de primavera, gracias a su variedad de colores, nos aportan muchas otras vitaminas.

Las frutas otoñales
Al terminar el verano, tenemos que despedirnos de los melocotones, de las ciruelas, sandías, higos, porque el otoño es una estación donde la granada, el membrillo, la chirimoya, y la uva son las frutas protagonistas. El ácido cítrico que contiene la granada ejerce una acción desinfectante, además de estimular la acción de la vitamina C. En cuanto a la uva, se trata de una fruta con muchas calorías debido a su alta cantidad de azúcares. Por otro lado, presenta una acción antioxidante, y una gran cantidad de hierro.

Con esas dos frutas se puede preparar platos de ensaladas, macedonias, etc. Además de la granada y de la uva, también son frutas de temporada las naranjas, peras, plátanos, mandarinas y manzanas, aguacates, pomelos, aparte de los frutos secos, las castañas, etc.

   
Verduras del otoño
Con la llegada del otoño, volvemos a rescatar una gran cantidad de verduras. Las setas, las coles de Bruselas, la alcachofa, la coliflor, calabazas, el calabacín, y las berenjenas, son las verduras protagonistas del otoño, mientras que las hortalizas como la cebolla, la lechuga, las zanahorias y el puerro, se pueden encontrar en el otoño así como en otras estaciones. También llegan los repollos y las lombardas.

Las setas se pueden consumir solas, salteadas, con ajo, a la plancha, hervidas, al vapor, mezcladas en revueltos con huevo, como guarnición, y acompañadas de pasta, arroz u otros vegetales. El valor calórico de las setas es bajo. La seta es un alimento rico en vitaminas D, B, y en algunos minerales como el yodo.

Las berenjenas también contienen muy pocas calorías. Ejerce una acción antioxidante y tonificante.
Su consumo estimula el buen funcionamiento del hígado y de la vesícula biliar, favoreciendo la digestión de las grasas. Se puede consumir berenjenas de las más variadas formas: guisadas, rellenas, al horno, rebozada, frita, asada, en cremas, solas o acompañadas de carnes.

Las coles de Bruselas así como la coliflor son ricas en vitamina C y ácido cítrico. Estimulan la acción del sistema inmunológico y previenen algunas enfermedades degenerativas. Pueden ser elaboradas también de distintas formas.

octubre 28, 2008 at 11:08 am Deja un comentario

La tos más tierna

La tos es uno de los síntomas más frecuentes en los niños y la primera causa de consulta en España, incluso por delante de la fiebre.

El hilo musical más monótono que se puede escuchar desde septiembre a mayo en autobuses, trenes, aviones y lugares de paso es el formado por la tos y la expectoración. Según el estudio IBERPOC, realizado en España por la Sociedad Española de Neumonología y Cirugía Torácica (SEPAR), casi un 48% de los españoles los sufre en alguna ocasión, de forma frecuente en un 13,5% de los casos y, junto a expectoración, un 10,7%.

Estos síntomas resultan tan familiares que en numerosas ocasiones no se les concede importancia, aunque pueden ser las primeras manifestaciones de una enfermedad respiratoria. A pesar de que la tos es un mecanismo de defensa del aparato respiratorio, en ocasiones es seca y suele estar causada por infección, inflamación o irritación de las vías respiratorias.

 

Pero, ¿qué sucede en la infancia?

Aunque la fisiología del aparato respiratorio infantil es similar a la del adulto, las razones que causan la tos no pueden extrapolarse. En los recién nacidos se aprecia un cierto grado de inmadurez. Sin embargo, al mes de vida ya lo puede hacer el 90% de los bebés. Si bien todos los niños tosen de manera ocasional, esto no debe ser motivo de preocupación. Los niños pueden presentar tos persistente durante unos días como consecuencia de un problema agudo, como una infección viral de las vías respiratorias altas, que va cediendo poco a poco.

Se habla de tos crónica cuando persiste durante más de cuatro semanas, aunque algunos neumólogos y pediatras distinguen un tipo de tos subaguda que se mantiene entre tres y ocho semanas, y que suele estar generada por infecciones virales prolongadas y por recaídas. Entre los niños que acuden a guarderías desde muy pequeños y pasan en ellas gran parte del día, los procesos respiratorios agudos y subagudos son frecuentes y repetitivos.

A tener en cuenta:

. Los jarabes antitusivos no están indicados en niños ya que sus efectos secundarios pueden resultar más perjudiciales que beneficiosos.
. El humo del tabaco y otros factores contaminantes ambientales exacerban la tos, por lo que es fundamental eliminarlos. Se debe evitar fumar delante de ellos o exponerlos a ambientes cargados.
. Los antibióticos sólo están indicados en casos como la bronquitis bacteriana prolongada, una de las causas más frecuentes de tos productiva en la infancia, y siempre bajo prescripción facultativa. No están recomendados en infecciones virales comunes porque se resuelven espontáneamente en unos días.

Fuente: Revista Consumer

octubre 14, 2008 at 7:53 am Deja un comentario


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